Nuestra historia comenzó muchos años antes de emprender juntas: como compañeras de escuela, compartimos una amistad que con el tiempo se convirtió en confianza, respeto y una gran complicidad. Años después, en una conversación casual, surgió la idea que lo cambió todo: ¿y si uníamos nuestras fortalezas para crear algo propio?

 

Una venía del mundo financiero, con una visión clara y estratégica. La otra, con una mente creativa llena de ideas, sensibilidad estética y pasión por los detalles. Esa combinación nos inspiró a emprender un negocio que uniera lo mejor de nosotras: nació así nuestro proyecto de alquiler de mobiliario para fiestas y planeación de eventos, pensado para celebrar tanto a niños como a adultos de forma original y cuidada.

 

Comenzamos como muchos emprendedores: con un plan de negocios hecho con ilusión, largas sesiones de brainstorming, y nuestras primeras compras, que marcaron el inicio de una nueva etapa. Los primeros meses fueron de mucho aprendizaje, prueba y error. Descubrimos cómo funciona el mundo de los alquileres, qué buscan los clientes, y cómo superar los retos que van surgiendo en el camino.

 

Pero si algo ha hecho la diferencia, es que hemos sabido cuidar lo más valioso que tenemos: nuestra amistad. Hemos aprendido a separar el trabajo de lo personal, a respetar nuestras opiniones y a apoyarnos mutuamente en cada paso.

 

Hoy seguimos creciendo, agradecidas por cada cliente que confía en nosotras y por poder hacer lo que amamos: crear momentos especiales que se quedan en la memoria.